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Este año fue uno de los más fructíferos en el área de aprendizaje. Estoy segura que tantos errores cometidos en el pasado me llevaron una una intensa búsqueda de sabiduría y crecimiento.

Dios definitivamente fue fiel una vez más y me mostró valiosas lecciones que han enriquecido grandemente mi vida personal, mi matrimonio y mi servicio a otros.

Aquí las resumo y las comparto:

1. Quiero vivir de acuerdo a lo que Dios dice, y no de acuerdo a lo que otros dicen sobre Dios.

Porque yo crecí en un hogar Cristiano, he sido expuesta toda mi vida a enseñanzas Bíblicas a través de libros, mensajes, conferencias, etc. Esto es una gran bendición, pero también viene con una advertencia: La interpretación de otros sobre la Biblia no es necesariamente siempre la correcta.

Debo de estar alerta y preparada para confrontar ideas y opiniones de otros sobre temas importantes y medirlos estrictamente según las Escrituras y lo que Dios desea de mi personalmente.

2. Dios QUIERE que mi esposo y yo seamos un equipo intenso, agresivo y poderoso.

Mi matrimonio es muy valioso para el trabajo del Reino aquí en la tierra. No puedo estar perdiendo el tiempo en discusiones o peleas triviales e insignificantes.

Mi esposo me guía y me complementa, mientras yo lo apoyo y lo complemento también. Dios nos creó y juntó para que como el hierro con hierro, nos pulamos y afilemos el uno al otro.

Dios quiere que yo use mis fortalezas, habilidades y dones espirituales para beneficiar y prosperar la vida de mi esposo.

3. Mi ejemplo es uno de los elementos más potentes en la crianza de mis hijos.

Creo que aparte de la Escrituras, no hay nada más poderoso que el ejemplo que doy con mi vida ante mis hijos.

Por muchos años como madre he estado en búsqueda de los mejores métodos, sistemas, técnicas y procedimientos para una óptima crianza de cada uno de mis 5 hijos. Pero lo mejor que puedo hacer es verme al espejo: mis actitudes, mis hábitos, mis palabras, mis expresiones, mis convicciones, mi diario vivir es lo que realmente está impactando la vida de cada uno de mis hijos.

A medida que permito que Dios trabaje más y más en mi mente y corazón, mis hijos son fuertemente marcados.

4. La falta de perdón amarga mi alma.

Muchos años viví con resentimiento y aflicción por no perdonar a personas que me habían fallado.

Pude experimentar la gran verdad de que el verdadero prisionero en mi corazón era yo y no quienes me habían lastimado.

El corazón y la mente se dañan, deterioran, descomponen y se destruyen cuando escojo no perdonar.

Nadie desea vivir preso o en una lenta pudrición interior. Todos queremos ser libres y tener una vida de abundancia, y gracias a Dios, tenemos las llaves de la libertad y prosperidad del alma en el perdón.

5. La gratitud sana mi alma.

La mejor medicina para cualquier mal es la práctica de mantener un registro de todas las bendiciones que Dios ha permitido en mi vida.

Es una habilidad aprendida el poder identificar todo lo bueno que me sucede, aun en las fuertes pruebas o desgracias.

Debo estar segura y confiada en Dios que:

  • Él no  me dará nada que no puedo soportar (1 Corintios 10:13)
  • todo lo que me sucede obra para bien (Romanos 8:28)
  • los planes de Dios son para bien y no para mal y que Él me tiene un futuro lleno de esperanza (Jeremías 29:11)
  • la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2)

6. Dios quiere usar mis habilidades y dones espirituales, aun con mi esposo y el liderazgo de mi iglesia.

Es una bendición abrazar mi rol cómo mujer, tanto en mi matrimonio como en la iglesia. Y definitivamente este rol viene con la responsabilidad de utilizar TODO lo que Dios me ha dado para serle de bendición a otros.

En mi caso, esto incluye mis habilidades de organización, disciplina, visión, entre otros; y mis dones espirituales de conocimiento, sabiduría, liderazgo, administración, enseñanza y exhortación.

7. ¡Nunca darme por vencida de ir en pos de todo lo bueno que Dios desea!

Esto incluye un matrimonio sano y fuerte, una familia sólida y virtuosa, finanzas saludables y prósperas, un cuerpo vigoroso y sano, relaciones en armonía y unidad, negocios prósperos y robustos, etc.

8. La experiencia no tiene precio.

Job dijo, “De oídas de había oído, pero ahora mis ojos te ven.” (Job 42:5)

Creo que este principio aplica para todo lo bueno en la vida. Podemos saber mucho, pero experimentarlo nos lleva a otro nivel de entendimiento.

Yo quiero buscar experiencias que enriquezcan mi vida y la de los demás.

9. Es esencial enfocarse y aprender sobre un tema del cual carezco entendimiento.

Esto aplica mas que todo a los roles en los cuales me desenvuelvo a diario. ¿Hay algo que debo aprender sobre crianza? ¿Sobre las finanzas familiares? En mis negocios, ¿qué sé sobre ventas, mercadeo, contabilidad?

Para mi, los libros y mentores son una poderosa fuente de instrucción e iluminación.

10. Soy una mejor persona cuando estoy calmada.

Porque mi personalidad es intensa y apasionada, me cuesta mucho realizar mis deberes en estado de calma.

Pero ¿quién no desea tranquilidad, paz y quietud en sus días? ¡Estoy aprendiendo!

Esto no quiere decir que estoy menospreciando o eliminando la intensidad y pasión con la que Dios me dotó, sino que las utilizo para motivación y acción, mientras practico una postura y actitud de calma.

11. Quiero ver a otros con esperanza, siempre.

Este año leí 12 biografías y en cada una de ellas hay un tema recurrente: Dios trabaja continuamente en la vida de las personas.

No puedo var a alguien en un mal momento y asumir que todo terminó. De lo contrario, muchas personas que están pasando por momentos duros son personas que están muy cerca de ver victorias y triunfos. Otros se tardarán más en llegar a esas victorias. Quiero ser paciente con todos y ser de apoyo, contribución y ánimo en sus vidas.

12. Dios contesta oraciones.

Desde hace unos años atrás estoy apuntando peticiones especificas de oración para mi matrimonio, para con mis hijos, por otras personas, etc. Cada vez quedo más que maravillada de las formas tan generosas y grandiosas en las que Dios responde y actúa.

La oración que no hago difícilmente será contestada. ¡Dios es fiel!

¿Cuales fueron las lecciones más importantes que aprendiste en 2017?

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