por Martha Arturo
Hace algunas semanas, pase por algo que me llevo a no solo decir esta expresión sino a sentirla totalmente, y pensé “me siento cansada, cansada de hacer el bien”. Como mujeres continuamente pasamos por diferentes circunstancias y diversas actividades que pueden llegar a consumir nuestras energías, nuestro tiempo y esfuerzo, hasta llegar al punto de desanimarnos, de hacernos dudar, de robarnos gozo, en fin de llegar a sentirnos “cansadas” y perder el enfoque.
Posiblemente así se siente una madre al disciplinar a su hijo por alguna mala actitud que viene arrastrando hace algún tiempo, o una esposa luchando por sentirse mucho mas amada por su esposo, o una mujer soltera cansada de esperar a su “príncipe azul”, o que tal una mujer frustrada y sin sentirse “realizada” al no llegar a tener un titulo universitario o algún trabajo estable, etc.
No digamos agregar a eso la lucha con nuestras debilidades, pruebas, problemas familiares, económicos, en nuestras iglesias, etc. Lo más fácil es quejarse, murmurar y llegar a decir:“tanto para nada”, “ya estoy cansada, ya no puedo más”, “todo lo que hago y nada cambia”.
Inmediatamente al pensar y sentirme así, este verso llego a mi mente, “Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos”… Gálatas 6:9 NTV
Lo que realmente sucede es que podemos olvidar que como hijas de Dios somos llamadas a hacer buenas obras, a hacer el bien al prójimo, a no olvidarnos de que todo lo que hagamos sea para la gloria de El, a no poner nuestra atención en los detalles de este mundo, sino a poner nuestra mirada y enfoque en lo que es verdadero, en Jesús.
Doy gracias a Dios por ese momento, ahora trato de ser intencional y volcar mis pensamientos a El cada mañana, eso marca la diferencia y hace que mis días sean más agradables en aprender a estar más agradecida, amar de manera más incondicional y estar firme en la convicción de que esta vida no se trata de mí, se trata de El.
¿Cómo hacerlo?
- Decide CREER en las promesas y provisión de Dios, a su tiempo y a su manera.
- Cada etapa de tu vida, decide imitar a la mujer de Proverbios 31, una mujer ejemplar, temerosa de Dios, agradecida, trabajadora, sabia y servicial.
- Decide vivir un día a la vez, escogiendo hacer lo bueno.
“Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el que inicia y perfecciona nuestra fe” Hebreos 12:2
¿Cómo te gustaría ser recordada, por tu afán en las cosas de este mundo, o por tu pasión y amor hacia Dios y a los que te rodean?
foto por o5com
Mi nombre es Martha Arturo Franco, tengo 25 años y soy miembro de 180º Altera Tu Mundo, ministerio de jóvenes y universitarios de la Iglesia Gran Comisión de Tegucigalpa, Honduras. Conocer y amar a Dios es mi pasión, glorificarlo es mi prioridad y propósito.

MUY LINDO MARTHA! TE FELICITO POR SER JOVEN Y TENER ESTAS REFLEXONES! BENDCONES PARA TI.