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La realidad es que NO podemos cambiar a nuestros esposos y NO DEBERIAMOS  intentar cambiarlos tampoco. Bien me dijo alguien en mis primero días de casada, “El matrimonio no es para que una persona cambie a la otra. Es para aceptación incondicional.”

“¿Entonces, Dios?” Le pregunte con mucha sinceridad y desesperación al autor del matrimonio.

A través de los años Dios me fue revelando varios secretos para ‘cambiar’ a mi esposo. Aunque no quiero que realmente cambié tanto, ¡al fin y al cabo me casé con él porque me gustaba mucho tal y como era! Pero lo que queremos es que Dios trabaje grandemente en la vida de nuestros esposos para que no solo superen áreas de debilidad y pecado en sus vidas, sino que brillen en sus fortalezas y talentos y los usen con gran pasión para gloria de Dios, para beneficio de la familia y de la comunidad.

¿Los secretos?

Aquí  hay algunos…

Orar MUCHO. El día que deje de traer mis quejas a mi esposo, y llevarlas a Dios vi cambios radicales en mi matrimonio. Ya no estaba confiando en un ser humano, sino en Dios. Dejé de responsabilizar a mi esposo por no cambiar después de mis quejas y reclamos y empecé a crecer en fe al esperar en Dios.

Esperar lo mejor de él. Después que me casé, comencé a esperar lo peor de él (creo que es una táctica sutil del enemigo para destruir los matrimonios). Y en efecto, lo que esperaba eso conseguía. Pero cuando cambie mi actitud y expectativas, comencé a experimentar gran satisfacción en ayudarle en donde me necesitara (en vez de estar esperando que él me ayudara a mí).

Confiar en su buena voluntad. Como dije anteriormente, no me casé con mi peor enemigo. Me casé con él porque me gustaba, me atraía y lo quería mucho. Pero aun cuando él fallaba, aprendí a confiar en su benevolencia y no ser la primera en apuntar dedos y atacar. Aprendí a callar y procesar lo que había ocurrido o lo que se había dicho para asegurarme que estuviera entendiendo la situación a la luz de sus intenciones. Me di cuenta que la mayor parte de las veces él tenía buenas intenciones, pero como los hombres se expresan diferente a las mujeres, muchas veces solo eran malos entendidos.

Comunicarse claramente. Nuevamente, como las mujeres somos muy diferentes a los hombres, yo asumía que él iba a leer mis pensamientos o que iba a adivinar mis sentimientos de acuerdo a mis acciones, así como lo haría cualquier otra amiga. Pero fue un fatal error esperar que reaccionara como mujer, ¡porque no lo es! Los hombres son más directos, mas al punto. Tuve que dejar mi jueguito de adivinanzas y decir las cosas claramente. ¿Me sentía mal? Se lo decía. ¿Estaba confundida? Selo decía. ¿Estaba muy estresada? Se lo decía. ¿Estaba preocupada? Se lo decía. ¡Qué diferencia decirle las cosas tal y como son!

Vivir para hace sus sueños realidad. El día que decidí apoyar, ayudar y entusiasmarme por hacerle realidad todos sus sueños, me convertí en la esposa más feliz del mundo. Es una motivación continua – y una que trae mucha satisfacción. Mis prioridades giran alrededor de sus sueños y aventuras. Lamento ver tantas mujeres amargadas y tristes porque viven desbaratando los sueños y el estima de su esposo. Mi conclusión: siempre y cuando no sea nada inmoral o ilegal, yo estoy comprometida a vivir para ayudarle a conquistar el mundo, de la forma que él lo desee hacer.

Aceptarlo incondicionalmente. Nadie responde positivamente al rechazo. ¡No vale la pena intentarlo! De lo contrario, las personas son  más susceptibles cuando las aceptamos completamente. Para mí fue importante aprender a separar a mi esposo y sus ideas o planes de algún posible error. En otras palabras, que él se equivocara no quería decir que él era un error. Que no hiciera algo bien, no significaba que él era lo peor que me había sucedido. Al yo aceptarlo incondicionalmente en mi corazón y mi mente, mis reacciones a sus faltas cambiaron. Empecé a responder con ayuda y no crítica; con simpatía y no con  murmura;  con amor y no rechazo.

Foto por  ionelpop

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3 comentarios

  1. Wow! Tengo un año de casada, y si me pidieran escribir que aprendi este año pondria exactamente lo que pusiste en este post. Como aprende uno, gracias a la misericordia y amor del Señor. Y gracias a que me aferre de El mas fuerte y de su Palabra. Gracias por tan buenos consejos. Bendiciones

  2. Que bendición que estas aprendiendo temprano! Los frutos son mucho mas y mejores de lo que podemos pedir o imaginar, para gloria de Dios.

    Bendiciones!

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