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Las madres Cristianas no solo tenemos el privilegio, sino la responsabilidad de entrenar a nuestros hijos a que amen y teman a Dios desde una edad temprana, y por ende que sepan obedecer a sus padres y tener buenos modales para con todos.

Muchas veces las madres nos confundimos y pensamos que si mi hijo no se porta perfectamente bien todo el tiempo, entonces he fracasado como madre. Yo a veces caigo en esa trampa, pero es una mentira. El punto de criar hijos según los principios Bíblicos es el constante entrenamiento a que miren y vivan la vida como Dios desea.

Una madre sabia y prudente busca ayuda

No creas que la sabes todas, pero tampoco te limites en crecer y aprender si sientes que no sabes mucho. Observa como lo hacen otras madres, aprende de ellas pero ¡nunca te compares con ellas! Hazles muchas preguntas y se honesta y abierta sobre tus luchas como madre. Una buena amiga te brindará excelentes consejos llenos de ánimo, compasión y sin condenación.

Toma los consejos de otros y hazlos personales. Siempre toma en cuenta tu personalidad, la de tus hijos y tu estilo de vida familiar particular. No todos los buenos consejos aplican tal y cual son dados, pero si puedes modificar la aplicación sin sacrificar el principio. Busca a mujeres, personas que conoces y/o mujeres que comparten públicamente, que tienen una vida que admiras. Sigue su ejemplo y no tengas miedo de hacer cambios radicales, según Dios te lo vaya mostrando. Todas necesitamos crecer y aprender cada día, no te quedes estancada, ¡especialmente con la crianza de hijos! A medida que cada uno de tus hijos crece y entra en una nueva etapa, es necesario ajustar nuestra labor.

Hijos temerosos de Dios

Léeles la Biblia desde temprano. A los más grandes, enséñales a leer su propia Biblia con tu instrucción y ejemplo. Provéeles de mucha música Cristiana. No permitas que todo tu arduo trabajo se eche a perder con un torpe y tonto programa de televisión o música con letra que ensucia la mente. No dejes que los enemigos de Dios discipulen a tus hijos, se muy cautelosa, ¡es tu responsabilidad!

Hijos obedientes

Es ineludible actuar con la autoridad que Dios te ha otorgado como madre. Tu estás a cargo, no tus hijos ni sus caprichos. Con mucha paciencia, amor y cariño ¡se firme! En el momento, puede ser que tu hijo reaccione con una actitud amarga, pero a la larga, él mismo sabrá que no habrá otra forma de medir tu amor hacía él sino por tu firmeza y tu resolución de no sucumbir tu autoridad.

Hijos con buenos modales

Si no se aprende en casa, sufrirán mucho como cónyuges, padres de familia, jefes o empleados y miembros de la comunidad. Nuestros hijos tienen que aprender a tratar a las personas con amabilidad y respeto. Nada de insultar ni burlase de otros o menospreciar al prójimo y hacer acepción de personas. También tiene que aprender a tratar con amabilidad y respeto las pertenencias de otros. ¡Cuantos niños no saben hacer esto! Entrena a tus hijos para que sepan qué les pertenece a ellos y qué no. Y que sepan tratar los juguetes y pertenecíais de otros como les gustaría que otros les trataran sus cosas. Esto aplica en las casas de amigos, en las tiendas, restaurantes y otros lugares públicos. Pero todo comienza con entrenamiento en casa.

Dios desea que levantemos familias que le honran, le aman y que llevan las Buenas Nuevas. Con hijos temerosos de Dios, obedientes y con buenos modales, vamos a brillar la luz de Cristo a quienes tanto lo necesitan. ¡Ánimo madre, Dios está de tu lado!

fotografía por manuel.cifuentes

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