Hace unos meses tuve la oportunidad de conversar con una lectora y me ha dado permiso de publicar esto. Su corazón, tan humilde y sincero, realmente me ha tocado. Cuando me envió uno de sus últimos mensajes (aquí incluido), me conmovió a lágrimas al ver la bondad de Dios en su vida. Por eso ambas lo queremos compartir contigo, querida amiga, que hoy estás atravesando momentos difíciles en tu matrimonio.
“Hermana, que hacer cuando ya se intentó cambiar y hacer las cosas como Dios nos dice que seamos, si vives en una mentira… Desconocía unas cosas que ayer sin querer me di cuenta: mi esposo manejaba otra cuenta de FB para poder platicar con sus ¨amiguitas¨. ¿Qué se hace en estos casos, cuando la confianza se rompió??? La verdad no me merecía esto, busqué ser esa mujer que usted trata de impulsar que seamos, esa mujer que Dios quiere que seamos. Pero fue insuficiente para él.”
Yo le contesté algo breve y oré por ella. Unos días después recibí este otro mensaje:
Hermana, el sábado pude hablar con mi esposo. Antes de hacerlo me puse a orar y sometí mi voluntad a la de Dios porque mi humanidad quería hacer otra cosa muy diferente. Hablé con él y me desahogué cuidando de no caer en los gritos o cosas feas por el estilo. Simplemente le hice ver cual era mi condición, como me sentía, qué pensaba, etc.
Después que hablé, él respondió reconociendo que no había estado bien lo que había hecho y que quería pelear por recuperar nuestro matrimonio. En medio de las palabras pudimos sentir la presencia de Dios, fue quebrantado él y yo me estremecí. Dios me dio palabra por medio de él: diciéndome que iba a sanar mi herida y que iba ayudar a otras mujeres, que los pensamientos que Él (Dios) tiene para mí son mas grandes de los que yo me imagino. Dios tomó en ese momento el control de todas las cosas. Lo único que hice fue ir abrazarlo y le di una oportunidad.
Al día siguiente estábamos dormidos y escuché una voz (era un susurro suave) que dijo: ¡Vayan!…… La verdad yo no quería ir el domingo a la iglesia pero al escuchar esa voz, lo desperté y el dije: Tenemos que ir a la iglesia. Nos pusimos a platicar y pude sentir el cobijo de la presencia de Dios. En medio de la palabras sentí como el dolor de mi corazón se iba apagando y una dulce calma entraba. Mi esposo mencionó: Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre, el enemigo, los errores del pasado, ¡ni nada!
Al escuchar estas palabras sentí algo en mi ser, sentí como aquella vez que estábamos en el altar diciendo nuestros votos, él pudo sentir como Dios nos casó de nuevo, como nos unió de nuevo y yo pude experimentar un sentimiento diferente de amor hacia él. És algo mas puro, como si Dios hubiera derramado en mi un nuevo amor y en él también. Su mirada es diferente cuando me ve y me habla.
Antes de salir de la casa para la iglesia andaba corriendo cambiando niños y arreglándome, mi esposo me quedó mirando fijamente con una mirada, no se como explicarlo (me estremecí) y me dijo: ¿Quieres ser mi novia? ….. La verdad, hermana, sentí algo especial en ese momento. Le dije que ¡¡¡Si!!!
Así que decidimos que esa fecha es un nuevo comienzo para nuestras vidas, nuestro matrimonio y nuestra familia. Día a día él se esforzará por cuidarme y hacerme sentir amada. Mientras yo por mi lado cada día decidiré amarlo y perdonarlo, someter todo pensamiento a la voluntad de Dios, no quiero experimentar lo que me pasó el viernes por poner mis oídos al enemigo. Mejor pondré atención a lo que Dios me quiera decir y siga trabajando en mi corazón, Dejaremos que Dios siga trabajando en nuestras vidas y trabajaremos juntos tomados de la mano para la obra de Dios.
Hoy siento como ese dolor esta siendo envuelto en algo dulce. Creo que es amor; puedo sentir como Dios esta trabajando.
Bien dice su Palabra que todas las cosas que vienen a los que aman a Dios les ayuda para bien. Gracias a Dios que hoy permite que ya no haya barreras ni mentiras en mi matrimonio. Hoy irá mi esposo con el pastor para hablar con él que lo aconseje qué puede hacer él para no volver a fallar.
Muchas gracias hermana!!!! Dios la puso en mi camino con un propósito.
Me quedé pensando, ¿Dios, por qué no me enteré de todo esto hace 7 meses que estuvimos en crisis? Ahora entiendo que no contaba con las herramientas necesarias ni con las personas adecuadas, aparte que primero tenía que aprender en que estaba fallando yo a Dios y comprender qué estaba haciendo mal como esposa. El desierto de hace unos meses forjó a la mujer que hoy soy, una mujer distinta a la del 2014. La mujer del 2015 es una mujer que quiere tener un corazón en sintonía con su Creador. Solo quiero agradarle a Dios.
¡Gracias por sus palabras y consejos!
Otro día esta linda lectora me escribió esto:
Mi hermosa hermana, doy muchas gracias a Dios por la que ha hecho en mi vida, por este nuevo amar que me permite disfrutar y me doy cuenta que cuando le damos la oportunidad que Él obre y haga, hace las cosas mucho mejores de lo que pudiéramos imaginar. Un matrimonio roto era un fracaso en mis manos pero en las manos de Dios es un matrimonio renovado, un matrimonio donde reina Su amor puro y sin igual, un amor sin egoísmo, un amor que cubre multitud de faltas es el que Dios me permite disfrutar en este día. La gloria sea para ÉL. Lo roto no solo lo restaura sino lo vuelve hacer de nuevo y mucho mejor. Cambié mi actitud, cambié mi yo por el amor de Jesús, rendir mi voluntad y dejarle todo en sus manos.
El sábado le decía a mi esposo, “¿Sabes? Te amo de una forma diferente.” Y él me contesta, “Yo igual. Así hubiera sido desde un principio.”
A lo que respondí “¡Sii! pero día a día debemos darle nuestro presente a Dios para que continué trabajando en nuestras vidas, honrarlo en todo momento solo a ÉL.”
En noviembre renovaremos votos, ya ando viendo mi vestido y solo quiero que siga Dios trabajando en nuestras vidas para poder ser vasos de honra, instrumentos que el use para su gloria y honra.
Querida amiga que estás pasando por problemas matrimoniales, ¡no te rindas! Ten fe. Busca mejorar. Busca a Dios. Descansa en Dios.
