El deseo de Dios es que la buena influencia sea transmitida a nuestros hijos. Hoy día, nos pasamos la vida creando una herencia corruptible, que pasa, se destruye, y a veces le damos más valor a los logros académicos y materiales que a lo interno, al corazón.
Los efectos de nuestros hábitos serán transmitidos a nuestros hijos y sus descendientes.
El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos. Proverbios 13:22a
¿Que estas heredando a tus hijos hoy?
INSTRUYELOS
Todo lo que ellos aprendan de ti, bajo tu cuidado y supervisión, será fundamental en la formación de su carácter. Y como mencionaba al principio, dependerá de tu decisión de dedicar tiempo y esfuerzo en dar lo mejor de ti, confiando en la promesa de Dios.
Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartara de él. Proverbios 22:6
SE EJEMPLO
«Tus hechos hablan tan fuerte, que tu hijo no escucha lo que dices,» esta aseveración es muy cierta. La mejor manera de impactar para bien a nuestros discípulos no es haciendo sino «siendo» genuinas, auténticas. No necesitas aparecer ante ellos perfecta pues la realidad es otra. Reconoce tus errores y ellos aprenderán a perdonar y a pedir perdón, humíllate y sorbe y ellos aprenderán a ser abnegados y humildes, estimando a los demás superiores a ellos mismos y conquistarán el favor de Dios y el de los hombres. La vida de Timoteo refleja el ejemplo que fueron para él, su madre y su abuela:
Trayendo a la memoria la fe no fingida que gay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loyda y en tu madre Eunice y estoy seguro que en ti también. 2 Timoteo 1:5
LLEVALOS A DEPENDER DE DIOS
La mejor herencia es poderlos convencer que todo lo que deseamos: valor, sabiduría y riqueza, honra y vida son una herencia que Dios da. Aquí radica la verdadera inteligencia y decidir sabiamente:
Así dijo Jehová: no se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar, en entenderme y conocerme que yo soy Jehová que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra porque estas cosas quiero. Jeremías 9:23-24
El mayor deseo de Dios es bendecirnos a nosotras, nuestros hijos y generaciones posteriores:
¡quien diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! Deuteronomio 5:29
foto por Robby322
