«No esperes que te devuelvan el amor que das…sería un préstamo» – Anónimo
Amor Incondicional
Es fácil amar a lo amable. Es difícil amar incondicionalmente. Pero eso es lo que Dios espera de nosotros, ya que el nos ha amado primero con su gran amor eterno. El amor incondicional comienza con una decisión. Esta decisión se basa en la premisa de que nada ni nadie van a alterar la cantidad y la demostración de amor que le vamos a dar a una persona. No hay existe condición alguna para dejar de amar o amar menos, es incondicional.
Nuestros seres queridos nos van a fallar, se van a equivocar y van a tomar decisiones absurdas que nos afectarán negativamente. Dependiendo de la persona y de tu relación a ella, hay varias dinámicas que entraran en juego. ¿Hay algún pecado que hay que hacerles ver? ¿Estás tú en condición de ayudarle a corregir su error? ¿Se tiene que arrepentir y pedir perdón? ¿Será mejor que te alejes de la amistad o influencia de esta persona? ¿Debes guiar a la persona a que busque ayuda profesional? Reitero, cada situación requerirá de un curso de acción diferente. Pero una cosa no debe de cambiar: tu amor incondicional.
Prepárate. Alguien, algún día te va a herir o causar daño. ¿Cómo vas a responder? ¿Qué actitud vas adoptar? Si has decidido amar incondicionalmente, tu amor te fortalecerá y te ayudara a responder con sabiduría.
Servicio Incondicional
Si has decidido servir a Dios, una de las primeras evidencias de tu compromiso será tu servicio a otros. Servir a otros trae una increíble satisfacción interna, ya que sabemos que nuestras acciones cuentan para bien. También trae una bendición adicional, poder trabajar hombro a hombro con otros.
Pero en todo esto, cuantas veces te has encontrado en una situación donde sirves y sirves, das y das ¿y nadie se toma el tiempo de darte las gracias? Hasta pareciera que ni se dan cuenta de todo lo que haces. Esto puede parecer injusto. Pero no lo es, al menos que el arreglo original haya sido que te darían el reconocimiento apropiado después de tu trabajo y esfuerzo. ¡Ouch! Eso duele. Si te sientes así, evalúa tu corazón. Determina si tu servicio es incondicional – o condicional. Pídele a Dios que te transforme. Que te de amor incondicional para poder servir incondicionalmente. Nunca te preocupes si otros notan todo tu esfuerzo o no. Solo preocúpate de hacer bien tu trabajo. Si tienes inquietudes, discútelas con las personas apropiadas, siempre en el espíritu de servicio y nunca de egoísmo. Concéntrate en trabajar en tu corazón – que este en un estado de agrado a Dios – tus actitudes y reacciones luego lo reflejarán.
Ama y sirve incondicionalmente. A Dios NUNCA se le pasara por desapercibido.
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado a su nombre, habiendo asistido y asistiendo aún a los santos. Hebreos 6:10
Foto por Gemma Bou
