La ilusión de darle a la mujer completa libertad de hacer con su cuerpo lo que ella quiera es basa en que ella puede controlar cualquier elemento que pudiera negativamente impactar su vida social y/o profesional. Pero la cruda realidad es que tanto el aborto como el uso excesivo de anticonceptivos lo único que hace es dañar y hasta destruir a la mujer, tanto en su cuerpo como en su estabilidad emocional. No olvidemos que detrás de esta supuesta “libertad” hay un gran movimiento anti-Dios.
Las consecuencias de favorecer y promover la libertad de elección de las mujeres resulta, directa e indirectamente, en un estilo de vida de egoísmo, irresponsabilidad, insensatez, engaño, adulterio, fornicación, etc.
Hagámonos esta pregunta con franqueza ¿qué autoridad le ha otorgado Dios al gobierno de garantizar y hacer provisión para que todas las mujeres hagan con su cuerpo lo que ellas quieran, cuando quieran? Si Dios no les ha dado esta autoridad, entonces ¿quién se las dio?
“Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el vientre de mi madre.” Salmos 139:13
Me parece interesante pero a la vez me causa extrema tristeza escuchar a muchos políticos queriendo ser los héroes de la mujeres al promover la libertad de la elección de las mujeres. Y no solo la elección de terminar un embarazo no deseado, sino que toman gran orgullo en propagar su apoyo y facilitaciones a todo tipo de contraceptivos, cuya finalidad usualmente resulta en el daño de órganos en cuerpo de la mujer.
Defender la libertad de elección de las mujeres es contrario a la vida abundante que Dios promete; es desilusión, dolor, agonía, egoísmo, orgullo, ignorancia, necedad, engaño y la posibilidad de fornicación, adulterio y asesinato.
Como mujer temerosa de Dios, ¿qué debo hacer al respecto?
Como David quien no permitió que nadie desafiara al Dios de Israel y con firme resolución peleó y derrotó a Goliath, tu también debes tomar una posición firme en tu convicción y pelear con valentía esta cruel guerra que lastima a miles de mujeres alrededor del mundo. No es una posición popular a tomar, pero debemos decidir si queremos agradar a Dios o a los hombres.
Promueve la vida y rechaza todo movimiento, incluyendo a los políticos, que pretende destruir la vida de las mujeres en el nombre del la libertad de elección.
