“La práctica hace al maestro.”
Me encanta ese dicho porque es muy cierto. Pero así como podemos practicar para mejorar en alguna área, también podemos estar ‘practicando’ cosas feas en nuestra vida que solo se convertirán en cosas horribles.
El pensamiento es una de esas – tiene el poder de hacer de nosotras mujeres piadosas o seres mugrientas. Gran diferencia, ¡y tan solo saber que todo se determina en la mente!
Nadie quiere ser culpable de pensamientos mugrientos. Pero ¿cuantas veces los tenemos?
Pensamientos de egoísmo.
Pensamientos de celos.
Pensamientos de venganza.
Pensamientos inmorales.
Pensamientos carnales.
Pensamientos para juzgar a otros.
Quejas.
Múrmura.
Amargura.
Lamentos.
Crítica.
Envidia.
Resentimiento.
Ira.
Rencor.
Odio.
Hostilidad.
Rivalidad.
Antipatía.
Estos pensamientos apestan; son asquerosos. Nos descomponen el alma. Destruyen nuestro ser. Hieren a otros. Dañan nuestro testimonio como Cristianas. Estos pensamientos pertenecen en un solo lugar: la basura.
No hace mucho me di cuenta que si yo estoy todo el día repitiendo pensamientos negativos en la mente, mis reacciones son feas (¡horribles!). En contraste, cuando repito acciones de gracias, mis reacciones y acciones son muy amenamente diferentes. Esta en mi poder controlar mis pensamientos para que sean unos que agradan a Dios en todo momento.
Cuando mis pensamientos son para alabar a Dios, darle gracias por todo, ayudar a otros, orar por otros, bendecir a otros, buscar soluciones y soñar con esperanza, mis actitudes son placenteras y mis acciones gratas. ¡Sencillo pero poderoso!
Pídele a Dios que te ayude a trasplantar cada mal pensamiento por uno que le sea de agrado a El. Practica acciones de gracias todos los días. Ora y bendice a los demás. Tu vida no será igual porque la práctica hace al maestro.
LLEVANDO CAUTIVO TODO PENSAMIENTO A LA OBEDIENCIA A CRISTO” 2 COR. 10:5b
foto por brian hefele
