Por Bessy Barahona
Recuerdo mi etapa de niña cuando mi madre me vestía. Solía comprarme o confeccionarme vestidos muy bonitos y coloridos, me hacía trenzas, me ponía zapatos de charol y le gustaba que al salir de casa luciera lo más presentable posible.
De adolescente, no me permitió usar faltas o vestidos muy cortos, ni ropa muy ajustada o provocadora. Cuando empecé a trabajar e iba a celebraciones del trabajo, la sensación era: cómo iba a ir vestida. Mi madre me confeccionaba los vestidos que lucía, que por lo general eran de agrado de muchas.
Conversando con dos amigas sabias, les comentaba que quería escribir un tema sobre la “pureza en las adolescentes”, ya que he observado a jóvenes cristianas en piscinas con trajes de baño muy provocativos, o en reuniones de iglesia con faldas muy cortas o ropa muy llamativa. Una de ellas, me dijo: “diríjalo más bien hacia las madres, porque, ante Dios, ellas son las responsables de como visten sus hijas”.
Como madres somos llamadas a ayudarles a nuestras hijas a la hora de seleccionar la ropa que usan, para que no envíen un mensaje equivocado a sus amigos, Job 31:1 dice: Hice pacto con mis ojos de no mirar con codicia sexual a ninguna joven. (NTV); ellas podrían estar siendo de tropiezo a otros.
No pretendo armar un comité del buen vestir, pero piensa por un momento, ¿qué diferencia hay entre un traje de baño de dos piezas donde queda descubierto todo el torso, o lucir solo la ropa interior? Ninguna. Nuestro cuerpo es templo y morada del Espíritu de Dios, y está reservado para ser el obsequio del hombre que nos despose.
Karisa Rivera en su libro “Mujer Radiante, Volumen 1”, menciona: “Es cierto, durante su juventud, ellos lo más probable es que muestren interés por las de aspecto físico atractivo o las que son más sociales, carismáticas y coquetas… Pero a la hora de buscar su compañera de vida, ellos desean una mujer sabia, inteligente, trabajadora, fuerte y segura de sí misma”.
¿Con quién deseas que se case tu hija, con un hombre del montón o con un hombre temeroso de Dios? Comienza vistiendo tu princesa para que cuando crezca, sea una linda doncella digna de un príncipe. Cuida no sólo de su apariencia física, sino también de su corazón para que sea conforme al de Dios, instrúyela y enséñale las laboras del hogar para que sea una mujer virtuosa.
Y quiero que las mujeres se vistan de una manera modesta. Deberían llevar ropa decente y apropiada y no llamar la atención con la manera en que se arreglan el cabello ni con accesorios de oro ni con perlas ni ropa costosa. Pues las mujeres que pretenden ser dedicadas a Dios deberían hacerse atractivas por las cosas buenas que hacen. I Timoteo 2:9-10 (NTV)
Bessy Barahona ha estado casada con Pablo desde hace casi doce años y tiene 4 hermosos hijos; Niksi, Natalie, Jeremy y Pablito. Asiste a la Iglesia Gran Comisión de Tegucigalpa, Honduras. Es ama de casa. Dios le ha enseñado a través de la vida en su hogar a aprovechar todas las virtudes y talentos que El le ha dado.
Bessy ha abrigado en su corazón el Salmo 138:8,“Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos.”
Dios tiene un propósito para cada una de nosotras, permitamos que El utilice nuestras vidas para llevarle honra y gloria.
fotografía por summerbl4ck

Muy bello mensaje mil gracias a mi hija y a mi nos sirvio